ROMA,
"Fue una liberación", así describe Roberto Succi, trabajador del Centro Penitenciario de Isernia, Italia, el encuentro del 5 de julio entre el Papa Francisco y 50 presos, como parte de su visita pastoral a la región italiana de Molise.
En declaraciones a ACI Prensa, Succi, quien acompañó al Pontífice durante su visita a la cárcel, explicó que el Santo Padre devolvió la esperanza a los presos con un gesto de caridad y de perdón.
"Los rostros de estas personas cambiaron con la presencia del Pontífice. Parecían que ya no fueran detenidos, y fue como si los hubieran liberado, como si ya no estuvieran en cautiverio. El Papa devolvió la libertad a los presos", afirmó Succi.
Durante la visita el Papa Francisco se reunió en privado con los presos en el patio interno de la cárcel, donde abrazó y besó a cada uno de ellos, suscitando gran emoción y el llanto de muchos.
"El llanto de los detenidos fue un momento conmovedor. Nos hizo llorar a todos. Un gesto muy humilde que no hubiéramos imaginado jamás. El Papa entiende realmente el sufrimiento, porque lo vive", añadió Succi, quien trabaja desde hace más de 25 años en el centro penitenciario.
La cárcel de Isernia es una prisión "de mínima seguridad", donde los reos están "de paso", y cumplen condena de entre 2 y 3 años. En esta prisión, la pastoral de Cáritas es muy activa, y los voluntarios trabajan para acompañar espiritualmente a los presos y desarrollar un programa de reinserción social.