VATICANO,
En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, recordando la Parábola del Sembrador del Evangelio de hoy, el Papa Francisco alentó a cuestionarnos qué tipo de semilla sale de nuestro corazón y de nuestra boca, pues "nuestras palabras pueden hacer tanto bien, así como tanto mal, pueden sanar y pueden herir, pueden animar y pueden deprimir".
Citado por Radio Vaticano, el Santo Padre señaló que "el Evangelio de este domingo nos muestra a Jesús que predica a orillas de lago de Galilea, y como mucha gente lo rodea, Él sube en una barca, se aleja un poco de la orilla y predica desde ahí".
"Cuando habla al pueblo, Jesús utiliza muchas parábolas: un lenguaje comprensible a todos, con imágenes tomadas de la naturaleza y de situaciones de la vida diaria".
Ahí, dijo el Papa, "lo primero que narra es una introducción a todas las parábolas: es aquella del sembrador, que a manos llenas arroja las semillas sobre todo tipo de terreno. Y el verdadero protagonista de esta parábola es la semilla, que produce más o menos frutos según el terreno sobre el cual ha caído".
"Los primeros tres terrenos son improductivos: a lo largo del camino las aves se comen la semilla; sobre el terreno pedregoso los brotes se secan rápidamente porque no tiene raíces; en medio a las zarzas la semilla viene sofocada por las espinas. El cuarto tipo de terreno es el terreno bueno, y solamente ahí la semilla germina y da fruto".
En este caso, continuó Francisco, "Jesús no se ha limitado a presentar la parábola, también lo ha explicado a sus discípulos. La semilla que cae sobre el camino indica a cuantos escuchan el anuncio del Reino de Dios pero no lo reciben; así llega el Maligno y se lo lleva. De hecho el Maligno no quiere que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la primera comparación".