ROMA,
El 20 de junio, en la Jornada Mundial del Refugiado, la agencia vaticana Fides destacó el testimonio de Miodrag Jirsa Yovanovich, un refugiado de guerra huido de la antigua Yugoslavia quien, después de toda una vida en Colombia, asegura que continúa con vida gracias a la labor social de la Iglesia.
"Mi nombre es Miodrag, soy apátrida, refugiado de la antigua ex Yugoslavia. Como estaba en el poder el Mariscal Josip Broz Tito en ese entonces, había que votar a favor del socialismo o en contra de la patria, mi papá votó en contra del socialismo y, automáticamente, se quedó sin trabajo, sin posada, sin comida, sin vestuario, sin absolutamente nada… le tocó desertar y escapar cargándonos a mí y mi mamá a la espalda", explica Yovanovich en una entrevista difundida por la Pastoral Social-Caritas Colombia.
Su padre logró llegar a Trieste, Italia, en 1953, donde le ofrecieron viajar a América Latina. Poco después, a bordo de un barco de nombre Américo Vespucio, arribó a tierras colombianas.
Yovanovich es uno de los tantos millones de desplazados a causa de las guerras y los totalitarismos, que se vieron obligados a huir de sus casas para buscar una vida digna. Hoy día y según fuentes de ACNUR, más de 50 millones de personas en todo el mundo se ven obligados a abandonar sus hogares y tierras para huir y buscar refugio.
"Si no fuera por esto –Caritas Colombia-, yo no tendría recursos… y creo que habría sido desahuciado por los médicos y estaría muerto", señala.
Yovanovich afirma que para los refugiados, comenzar de nuevo una vida no es una tarea fácil, su padre sufrió de por vida problemas psicológicos a causa de la guerra y, al igual que su madre, nunca terminó de acostumbrarse a la cultura del país.