MADRID,
El Arzobispo de Madrid (España), Cardenal Antonio María Rouco Varela, ha enviado una carta pastoral para invitar a los fieles a participar de la festividad del Corpus Christi que se celebrará en la capital española el jueves 19 de junio, así como a acudir a la Eucaristía porque en Ella encontrarán "la fuerza y la razón de nuestra esperanza".
Bajo el título 'Comparte, por amor de Dios', el Arzobispo de Madrid ha recordado unas palabras del Papa Francisco en las que subrayaba que "nuestra forma de vivir la Eucaristía es un indicador de cómo nos relacionamos con los demás. A Jesús le gustaba estar con la gente, compartir sus anhelos, los problemas y preocupaciones. En la Santa Misa nos encontramos con muchas personas, pero ¿las vemos en verdad como hermanos y hermanas? ¿La Eucaristía nos lleva a salir al encuentro de los pobres, de los enfermos, de los marginados, viendo en ellos el rostro de Jesús?'".
En ese sentido el Cardenal ha pedido que "el sentido de la fraternidad y de la caridad; el reconocernos pecadores, que nos lleva al sacramento de la Penitencia; y la acción evangelizadora, que nace del encuentro con Jesucristo, fueran las tres líneas esenciales de la celebración del Corpus Christi de este año 2014".
El Arzobispo de Madrid ha pedido en su carta la intercesión de San Juan Pablo II, San Juan XXIII y el futuro Beato Pablo VI "para que intercedan especialmente por el pueblo de Madrid, y para que la celebración del Corpus Christi, fiesta del amor fraterno, nos lleve a vivir más intensamente la caridad; a compartir por amor de Dios todo lo nuestro con los necesitados; nos ayude a convertirnos de nuevo gracias al sacramento de la Reconciliación; y a ser testigos de Cristo en el seno de nuestra sociedad".
"Hoy más que nunca el mundo necesita de nuestra fe, vivida con alegría y con esperanza; de nuestra palabra, que les acerque a la salvación que nos trae Jesucristo; y de nuestra actuación enraizada en el Evangelio, en la vida familiar, profesional y social", señaló.
En ese sentido, dijo que "la celebración de la Eucaristía, fiesta del Amor de Dios, debe llevarnos a realizar obras de fe, a actuar en todo momento con la coherencia propia de un cristiano. Esas obras de fe darán a los que nos rodean las razones de nuestra esperanza en un momento histórico en el que, por muy diversas causas, sociales, culturales y económicas, tantos de nuestros conciudadanos viven en la incertidumbre, la falta de futuro y el desasosiego".