ROMA,
El Arzobispo de Villavicencio (Colombia), Oscar Urbina Ortega, explicó desde Roma que el presidente reelegido el domingo por los colombianos, Juan Manuel Santos, tiene la difícil misión de enfrentar nuevos focos de violencia que sumen en la inseguridad al país, además de la violencia causada por la guerrilla.
En declaraciones a ACI Prensa el pasado 13 de junio, Mons. Urbina denunció que en los últimos tiempos se ha desatado un índice alto de violencia que no pertenece solo al conflicto armado entre el estado y la guerrilla. "El tema de la paz es fundamental, pero también junto a ese aspecto hay otras inquietudes dentro de la población que quisiéramos que el nuevo presidente pueda resolver. El 10 por ciento de la violencia pertenece al conflicto, y el 90 por ciento pertenece a otros tipos de violencia, empezando por la intrafamiliar", remarcó.
El domingo 15 de junio, los colombianos dieron a Santos el 50 por ciento de los votos frente a su oponente, Oscar Iván Zuluaga, quien contó con por el 45 por ciento.
Durante su estancia en Roma para participar en la reunión anual del Consejo de Administración de la Fundación Populorum Progressio para América Latina, celebrada en Roma del 11 al 13 de junio, Mons. Urbina describió los cambios que cree debería traer para Colombia el presidente.
"Al presidente le pediría que trabajara primero por definir el tema de la paz, creo que se ha avanzado ya bastante, aunque no conocemos del todo, y lo que se decida será sometido a referéndum del país, pero sí queremos que ya no haya más guerra, porque el costo de la guerra es supremamente alto, y eso quita energías y recursos para invertir en educación, en vivienda, en salud, en bienestar, y en el trabajo de los colombianos. Ese yo creo que es un tema muy importante que repercute también en el desarrollo de aquellas zonas que tienen la oportunidad", recalcó el Arzobispo Urbina.
En referencia a los diálogos entre el gobierno y las FARC, abiertos sin resultados concretos desde hace más de un año en La Habana (Cuba), Mons. Urbina señaló que tiene que haber un equilibrio que haga justicia a todos los afectados por la violencia y que, al mismo tiempo, ceda en algunos aspectos para la consecución de la paz.