MADRID,
En una nueva entrevista a un medio de comunicación secular, concedida esta vez al diario español La Vanguardia, el Papa Francisco explicó las razones por las cuales suele romper el protocolo para estar de la gente, incluso a pesar de que pueda quedar expuesto en cuanto a su seguridad personal.
Sobre esta costumbre suya de romper los protocolos para estar más cercano a la gente, el Santo Padre comenta que "sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios. Recuerdo que en Brasil me habían preparado un papamóvil cerrado, con vidrio, pero yo no puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal".
"Para mí eso es un muro. Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder".
A la pregunta sobre la importancia de que la Iglesia sea pobre y humilde, el Pontífice afirma que "la pobreza y la humildad están en el centro del Evangelio y lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo. Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino servidores".
Sobre si se considera un "revolucionario", el Santo Padre bromea y afirma que "deberíamos llamar a la gran Mina Mazzini, la cantante italiana, y decirle 'prendi questa mano (toda esta mano), zinga' y que me lea el pasado, a ver qué (risas). Para mí, la gran revolución es ir a las raíces, reconocerlas y ver lo que esas raíces tienen que decir el día de hoy".
"No hay contradicción entre revolucionario e ir a las raíces. Más aún, creo que la manera para hacer verdaderos cambios es la identidad. Nunca se puede dar un paso en la vida si no es desde atrás, sin saber de dónde vengo, qué apellido tengo, qué apellido cultural o religioso tengo", asegura el Papa.