LIMA,
Cada 13 de junio, la Iglesia Católica celebra la fiesta de uno de los santos más conocidos y venerados en el mundo, San Antonio de Padua, canonizado al año de su muerte por el Papa Gregorio IX quien lo escuchó predicar y lo llamaba "el Arca del Testamento" y en 1946 el Papa Pío XII lo declaró "Doctor Evangélico".
El Santo que ha escrito sermones para todas las fiestas del año, fue llamado por el Papa León XIII como "el santo de todo el mundo" y lleva el nombre de Antonio que adoptó a los 27 años cuando se hizo franciscano en memoria de San Antonio Abad, el nombre de Padua porque fue la ciudad donde fijó su residencia.
El también conocido protector de los pobres, cuentan que el santo irradiaba tanta santidad que los pecadores caían de rodillas ante su presencia. También las personas solían cerrar sus negocios, oficinas, talleres, entre otros lugares de trabajo para acudir a escucharle en sus sermones, otros buscaban estar cerca a él para arrancarle un pedazo de su túnica, al punto que algunos hombres caminaban junto a él para protegerlo.
Como todo santo de la Iglesia tenía un profundo amor por la Madre de Dios, y en sus sermones hacía referencia a Ella. En uno de sus sermones, San Antonio señaló que "María es el místico trono del Hijo de Dios, el cual, teniendo su sede en lo más alto del cielo, quiso escoger su trono en una pobre Madre. La Bienaventurada María es el verdadero trono de Salomón".
La gente lo buscaba mucho por los milagros que realizaba, en una ocasión cuando los herejes le impedían al pueblo de Rimini ir a escuchar sus sermones, el santo se paró frente a la orilla del mar y exclamó: "Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar", en ese instante miles de peces se acercaron a la orilla moviendo la cabeza. Este acto conmovió a toda Rimini.
El milagro que se podría considerar el más famoso es el de la mula cuando San Antonio quiso probar a un hombre que hasta una mula reconocería a Cristo en la Eucaristía, el hombre no le dio alimento a su animal por tres días y luego en la puerta del templo pusieron un bulto de pasto fresco y San Antonio se paró al otro lado con una Hostia Consagrada, en ese instante la mula se dirigió hacia al Santo y se arrodilló frente al Santísimo Sacramento.