VATICANO,
El Papa Francisco exhortó a los obispos de la Conferencia Episcopal de Zimbabwe a guiar a esta nación hacia la sanación y la reconciliación -pues blancos y negros son parte del Pueblo de Dios-, confiando en la enseñanza de la resurrección, de que a pesar de las muchas cosas malas que puedan ocurrir, como en un campo arrasado, la vida vuelve a aparecer "tozuda e invencible".
''Hay cristianos en todas las partes del conflicto en Zimbabwe, y por eso los insto a guiar a todos con gran ternura hacia la unidad y la sanación: es un pueblo, sea blanco o negro, donde algunos son más ricos, pero la mayoría es extremadamente pobre, proceden de numerosas tribus".
"Los seguidores de Cristo pertenecen a todos los partidos políticos, algunos en posiciones de autoridad, muchos no. Pero en conjunto como el único Pueblo de Dios peregrino, necesitan conversión y sanación, con el fin de llegar a ser cada vez más plenamente 'un solo cuerpo, un solo espíritu en Cristo'", expresó el Papa a los obispos en visita ad limina.
En ese sentido, Francisco recordó que "la Iglesia en su país se ha mantenido firmemente unida a su gente, tanto antes como después de la independencia y ahora también en estos años de sufrimiento abrumador en que millones de personas han abandonado el país en la frustración y la desesperación, en que muchas vidas se han perdido y tantas lágrimas se han derramado".
Francisco dijo que el crecimiento de la Iglesia en Zimbabwe es parecido al de un árbol joven y fuerte, lleno de vida que ha dado fruto. Además agradeció a los obispos por dar voz a todas las personas, en especial a los oprimidos y los refugiados como dejaron patente en la Carta Pastoral de 2007 titulada ''Dios escucha el grito del oprimido''.
En esta carta, destacó, afirmaron que los orígenes de la crisis que sacudía a la nación era a la vez espiritual y moral ''partiendo desde la época colonial hasta el momento presente y cómo las 'estructuras de pecado' incrustadas en el orden social estuvieran en última instancia enraizadas en el pecado personal, lo que requiere de todos una profunda conversión personal''.