JERUSALÉN,
En la Iglesia de Getsemaní en Jerusalén (Israel), en su discurso a los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, el Papa Francisco hizo ocho acuciantes preguntas sobre la fidelidad de las personas que entregan su vida al servicio del Señor.
El encuentro se realizó luego de bendecir un tabernáculo destinado a la iglesia de los legionarios de Cristo en Galilea, en el área arqueológica de la Magdala; y tras reunirse nuevamente con el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, con quien ayer firmó una declaración conjunta sobre la unidad de los cristianos.
En el discurso en la Iglesia de Getsemaní, ubicada muy cerca al Huerto de los Olivos en donde Jesús rezó antes de ser crucificado, el Santo Padre dijo que "nos encontramos en este lugar santo, santificado por la oración de Jesús, por su angustia, por su sudor de sangre; santificado sobre todo por su "sí" a la voluntad de amor del Padre. Sentimos casi temor de acercarnos a los sentimientos que Jesús experimentó en aquella hora; entramos de puntillas en aquel espacio interior donde se decidió el drama del mundo".
El Papa Francisco recordó luego que los discípulos tomaron diversas actitudes ante el Maestro, y por eso es bueno que "nosotros, obispos, sacerdotes, personas consagradas, seminaristas, preguntarnos en este lugar: ¿quién soy yo ante mi Señor que sufre?"
"¿Soy de los que, invitados por Jesús a velar con él, se duermen y, en lugar de rezar, tratan de evadirse cerrando los ojos a la realidad?"
"¿Me identifico con aquellos que huyeron por miedo, abandonando al Maestro en la hora más trágica de su vida terrena?"