JERUSALÉN,
Cristianos y judíos tenemos un vínculo que nos une desde lo alto, recordó este lunes el Papa Francisco durante el encuentro que tuvo con los dos grandes rabinos de Israel en el Centro Heichal Shlomo de Jerusalén, donde expresó su deseo de que así como el Bar Mitzvah de la tradición judía, el diálogo católico-judío que lleva doce años, llegue a la edad adulta y "pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante".
La tradición judía establece que cuando un varón llega a los trece años de edad se convierte en Bar-Mitzvah, ello quiere decir que adquiere los mismos derechos que un hombre adulto; es decir, es moralmente y éticamente responsable de las decisiones que toma y las acciones que realiza.
En ese sentido, el Papa Francisco recordó que el diálogo entre el Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo comenzó en 2002 gracias a la iniciativa de San Juan Pablo II, inspirado en su visita a Tierra Santa, "y hoy ya lleva doce años de recorrido". "Me gustaría pensar que, como el Bar Mitzvah de la tradición judía, está ya próximo a la edad adulta: confío en que pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante", expresó.
Ante el Gran Rabino Sefardí de Israel, Shlomo Moshe Amar; y el Gran Rabino Ashkenazi de Israel, Yona Metzger, el Papa recordó también la amistad que desde hace años mantiene con miembros de la comunidad judía en Argentina, con quienes ha tenido "provechosas iniciativas de encuentro y diálogo".
"Este camino de amistad representa uno de los frutos del Concilio Vaticano II, en particular de la Declaración Nostra aetate, que tanta importancia ha tenido y cuyo 50º aniversario recordaremos el próximo año. En realidad, estoy convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su nombre", expresó.
Francisco explicó que estas relaciones deben ir más allá del plano humano –es decir del respeto recíproco-, y "profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une. Se trata de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la historia".