MADRID,
En su carta titulada "El suicidio de un psiquiatra", el Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, advirtió que el aborto y el suicidio son la "pinza macabra" de la desesperanza, respondiendo de esta manera a las declaraciones hechas por el recién investido Doctor honoris Causa por la Universidad del País Vasco, el psiquiatra Luis Rojas Marcos, quien dijo que se quitará la vida en el momento en que deje de ser feliz.
Mons. Munilla expresó la sorpresa que le produjeron las declaraciones que el psiquiatra Rojas Marcos realizó en el grupo de periódicos de Vocento. "Seguiré mientras me vea activo; y el día que no me sienta útil o no esté contento, me voy al otro mundo (…) Si no voy a sacar a la vida un beneficio, no veo motivos para quedarme. (…) El día en que esto sea irreversible, me iré de este mundo por mi cuenta. No me gusta dar la lata a nadie", dijo Rojas.
Rojas Marcos es un reputado psiquiatra que fue responsable de los hospitales públicos de Nueva York en plena crisis del 11-S. En ese sentido el Obispo de San Sebastián indicó que el hecho de que "un psiquiatra exhiba su proclividad a suicidarse cuando deje de sonreírle la vida, es algo equiparable al médico oncólogo que anuncia su decisión de empezar a fumar puros habanos en caso de serle diagnosticado un cáncer de pulmón".
En ese sentido, añadió que "detrás de la suposición de que somos plenamente dueños de nuestra propia vida, se esconde un narcisismo latente. Cuando no somos capaces de asumir los límites de la existencia, nos volvemos unos perfeccionistas, maniáticos y caprichosos".
"Tenemos mucho que aprender del gran 'ejército' de los humildes", es decir, quienes se entregan en una vida aparentemente rutinaria, "sin hacer ruido, pero siendo el auténtico motor de la sociedad. Paradójicamente, esas personas no piensan en suicidarse y transmiten ánimo y alegría a los demás", señaló.
El Prelado ha recordado en su carta unas palabras de Benedicto XVI en las que decía que "un humanismo que da la espalda a la dimensión trascendente del hombre, termina por convertirse en un anti-humanismo". Invocar la libertad personal para suicidarse "es como reivindicar el derecho familiar para acabar con la vida de los hijos", añadió.