VATICANO,
Desde el 1 de marzo cientos de turistas visitan diariamente las Villas Pontificias de Castel Gandolfo, abiertos gracias a la iniciativa del Papa Francisco y la ayuda de los Museos Vaticanos.
Así, el jardín Barberini de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo está a disposición de los peregrinos y los turistas que llegan a Roma.
Tradicionalmente estos jardines fueron de uso privado para los Pontífices, quienes solían pasar los meses más cálidos del año en el Palacio Pontificio de Castel Gandolfo, situado a 25 kilómetros de Roma.
En el Jardín Barberini, el más accesible y también el menos conocido, se pueden admirar escenarios naturales y arqueológicos, desde el Jardín de la Magnolia, hasta el camino de las Rosas, o el de las Hierbas aromáticas, así como la Plaza de las Encinas o el Jardín del Belvedere -el mirador-, desde el cual se puede ver el Mar Mediterráneo.
"Un día típico incluye muchas cosas, como la agricultura, el palacio, los jardines. El día nunca termina. Como todos los turistas están entusiasmados y se fascinan porque a menos que uno lo vea, es difícil imaginar la belleza de estos jardines", expresó al programa Vaticano, de EWTN, Osvaldo Gianolli, director de las Villas Pontificias.
Las Villas Pontificias de Castel Gandolfo ocupan una superficie de 55 hectáreas en la zona de Castelli Romani dentro de la provincia de Roma y están incluidas en las zonas extraterritoriales del Vaticano en Italia. Estas zonas se otorgaron a la Santa Sede con los Pactos Lateranenses en 1929 ya que constituyen la residencia suburbana frecuentada por los pontífices desde el pontificado del Papa Urbano VIII en el siglo XVII.