MADRID,
El Cardenal Manuel Monteiro de Castro, Penitenciario Mayor Emérito de la Santa Sede, ha pedido a los sacerdotes que manifiesten con valentía su fe, que recen con fervor, que enseñen con íntima convicción, que sepan amar desinteresadamente y que estén cerca de todos, especialmente de los más necesitados para así "servir incesantemente al prójimo" sin rehuir la misión que les ha sido confiada a pesar de las dificultades o sacrificios que encuentren.
Así lo ha indicado este viernes el que fuera nuncio en España desde el año 2000 hasta el 2009, durante su conferencia titulada 'La Iglesia en el mundo' en la que se ha centrado en 'El perfil del sacerdote del siglo XXI', en el marco de un acto organizado por el Centro Académico Romano Fundación (CARF) con motivo de su XXV aniversario y que ha tenido lugar en el Auditorio CaixaForum de Madrid.
El Cardenal Monteiro ha indicado que el CARF, inspirado por el obispo Álvaro del Portillo, "ha ayudado en estos 25 años de actividad a la formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo para servir a la Iglesia universal". En este sentido, el cardenal se ha referido a la próxima beatificación de Álvaro del Portillo, "que llevó la palabra de Dios por todo el mundo, con una gran preparación y una vida que fue un ejemplo de fe y alegría".
Atendiendo al perfil del sacerdote en la actualidad, ha afirmado que los sacerdotes "sirven no sólo a los cristianos, sino a todos los hombres de buena voluntad" y ha añadido que "el sacerdocio es también un don de Dios para la comunidad".
A su juicio, "ningún sector de la vida humana debe ser extraño al sacerdote, cuya misión es llevar a Jesucristo a la vida de los hombres" así como estar "atento a su pueblo, acompañarle y guiarle con el magisterio, siempre con nuevas expresiones de amor y misericordia".
El Cardenal Monteiro de Castro ha añadido que "la Iglesia debe mostrar el camino para vivir bien, no debe quedarse en ideales, porque la fe no es pura teoría, es sobre todo vida, es la vida moral". En este ámbito, ha señalado que "el sacerdote no procede como un delegado de la comunidad, sino que actúa como delegado de Cristo" y que sirve "no sólo a los cristianos, sino a todos los hombres de buena voluntad".