VATICANO,
Un acontecimiento histórico que une a dos Papas que tienen al Concilio como rasgo común. Esta es la idea que se repite entre los distintos cardenales y obispos luego de la ceremonia de canonización de San Juan Pablo II y San Juan XXIII.
El Cardenal español Julián Herranz, presidente emérito del Consejo de Textos Legislativos, uno de los de máxima confianza de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, ha manifestado a Europa Press su "agradecimiento al Señor por los Papas santos que ha tenido el siglo XX, con los que se ha vivido una época sin precedentes en Historia de la Iglesia. "Eso nos da gran optimismo de cara al futuro de la Iglesia", aseguró.
También destacó que "la clave del pontificado de ambos Papas se sitúa el torno al Concilio, cuyo centro es la llamada bautismal a la santidad y al apostolado. "Es importante -añade el Cardenal- porque existe una gran ignorancia entre los católicos sobre el sentido verdadero del bautismo, los derechos y deberes que comporta. Este sacramento exige un enamoramiento verdadero de Cristo y, junto a ello, hacer que el resto del mundo se enamore de Cristo".
Por su parte, el Cardenal Crescenzio Sepe manifestó que "son dos grandes personalidades de la vida de la Iglesia que han marcado la historia de la segunda mitad del siglo XX". "Dentro de una diversidad de caracteres, de una diversidad de modos de entender la aproximación de la Iglesia al mundo, pero unidos profundamente por su fe en Cristo. Y, además, por su coherencia sobre el sentido de la misión del Papa y las exigencia s de los tiempos. Eso es un juicio histórico sobre su pontificado", ha dicho.
El Purpurado, Arzobispo de Nápoles y que anteriormente ha ocupado cargos de responsabilidad en la Curia romana, ha agregado que "ambos Papas coinciden en buscar la voluntad de Dios, aun sabiendo que esa voluntad puede incluir el sufrimiento, para ser capaces de dar testimonio".
Un alto cargo actual de la Curia, Mons. Claudio Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, ha expresado que "esta alegría no es pasajera". "Esta canonización es un don del Espíritu y nos ayudará a ser testigos en el mundo, siguiendo el ejemplo que nos han dado Juan Pablo II y Juan XXIII. Son grandes modelos de un profundo amor a la Iglesia", ha señalado.