MADRID,
El P. Anastasio Gil, director de Obras Misionales Pontificias (OMP) en España, afirmó en un comunicado que Juan Pablo II y Juan XXIII fueron dos "misioneros por vocación" cuya canonización –que coincide con la Jornada de Vocaciones Nativas en España– tendrá una gran repercusión para toda la Iglesia y en especial también para quienes trabajan en la misión.
"Quienes trabajamos de un modo especial en el ámbito de la misión, compartimos, como no podía ser menos, la alegría de toda la Iglesia por la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II", aseguró el director nacional de la OMP, y precisó que "este gran acontecimiento se convierte para nosotros en un desafío y una satisfacción extra".
"El desafío es seguir la estela misionera que ambos trazaron con su Magisterio y su vida; y la satisfacción es el convencimiento de que en estos dos enamorados de la Iglesia misionera, abierta a la humanidad, contaremos con dos grandes intercesores", afirmó el P. Anastasio Gil.
En ese sentido, destacó la coincidencia del día de la canonización con una de las grandes fechas misioneras para la Iglesia en España, la Jornada de Vocaciones Nativas que, según explica, "nos da pie para ofrecer dos breves pinceladas sobre estos dos nuevos santos que fueron 'Misioneros por vocación'".
"Con sus viajes y sus documentos, especialmente la encíclica "Redemptoris missio" (1990), Juan Pablo II consiguió hacer visible para todos, creyentes y no creyentes, que el Papa es "el primer misionero"", explicó el P. Gil.
El director de OMP precisó que de Juan Pablo II "recordaremos la sencillez con que supo mostrar el lazo que une a los misioneros con las vocaciones sacerdotales y religiosas de los territorios de misión", como cuando con motivo del día del DOMUND en 1980 expresó: "Con inmensos sacrificios y entre dificultades de todo tipo, esparcen la semilla de la Palabra de la que procede después el desarrollo de la Iglesia y su arraigo en el mundo. Y el fruto más consolador de esta obra heroica e infatigable de los misioneros es el maravilloso florecimiento de jóvenes y fervientes comunidades cristianas, de cuyo humus brotan vocaciones sacerdotales y religiosas, que son la esperanza para el futuro de la Iglesia".