MADRID,
El Obispo emérito de Lérida (España), Mons. Ramón Malla Call, falleció el pasado 18 de abril y recibió sepultura este lunes en la capilla de la Virgen de Montserrat en la Catedral Nueva de Lleida.
El funeral fue presidido por Mons. Joan Piris, actual Obispo de Lérida, y concelebrado por la mayor parte de los Obispos de las diócesis catalanas. También asistió el Cardenal Lluís Martínez Sistach y el Arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol; así como Mons. Juan José Omella, Obispo de Calahorra-Logroño.
Durante la homilía, Mons. Piris agradeció las numerosas manifestaciones de cercanía y de pésame que se ha recibido la Diócesis de Lérida y recordó que "la celebración cristiana de la muerte es siempre y ante todo la apertura al misterio a Dios, desde Jesucristo y por su mediación".
Mons. Malla, afirmó, recibió "los dones de la vida y de la fe en una familia cristiana y, después, quiso responder generosamente al llamamiento que Dios le hacía en el sacerdocio ministerial, y dedicó su vida al servicio de los otros". Una trayectoria que hizo siempre siendo "un buen cristiano y, hasta los últimos tiempos, dando ejemplo de delicadeza, estimación… y buen humor".
"La suya ha sido una vida llena de dinamismo, entregada, generosa, comprometida, encarnada; llena de proyectos y de realizaciones en los diferentes campos de la pastoral diocesana… Pero, sobre todo, hay una cosa que es más difícil de descubrir a primera vista y en la que no abundan mucho los medios de comunicación: la huella que ha dejado en muchas vidas", aseguró.
En ese sentido Mons. Piris aseguró que durante estos últimos días ha recogido el testimonio de la gente de Lleida quienes le han manifestado la ayuda que Mons. Malla les prestó durante los 18 años de presbítero y más de 30 como Obispo.