BUENOS AIRES,
La hermana María de Guadalupe regresó a su ciudad natal, Villa Mercedes, en San Luis (Argentina), luego de permanecer por dos años en la ciudad de Alepo, en Siria, acompañando la tarea pastoral encomendada a sacerdotes y religiosas del Instituto del Verbo Encarnado (IVE).
En su ciudad, informa AICA, la religiosa de 41 años estuvo en Radio Acuarela, una emisora local, y ofreció su testimonio de fe en el difícil contexto que los cristianos deben soportar en Medio Oriente.
"Hemos vivido por dos años en sitio, con situaciones terribles, como falta de agua, de electricidad o combustible. Sin embargo, hay gente que no deja de venir: muchos mayores caminan cerca de 45 minutos para venir a misa, con el riesgo que eso conlleva, porque ¡estamos en guerra! El bombardeo es permanente".
"Esta guerra se desata como un levantamiento de algunos sectores del ejército contra Bashar Al-Assad y su dinastía, que lleva más de 40 años como dictadura. Pero esto rápidamente degeneró en otras cosas: facciones del Islam fundamentalista aprovecharon la situación para derribar al gobierno. Lo que comenzó como un levantamiento popular terminó ahora siendo otra cosa".
La religiosa contó que la situación en la ciudad donde estaba destinada, Alepo, era "de calma, de tranquilidad y de convivencia" hasta que se desató la guerra. Afirmó que la situación política es "muy compleja", e involucra a actores políticos, económicos… y también religiosos.
La posición geográfica de Siria, entre el Medio Oriente y el Asia Menor, sus recursos naturales y otras bondades despertaron la codicia de agentes económicos que actuaron, dice, sin atender la situación de la población.