VATICANO,
"La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas", afirmó este viernes el Papa Francisco durante la Misa en la Casa Santa Marta, donde reiteró que la vida cristiana es una lucha diaria contra el mal porque el diablo –que sigue presente en el siglo XXI- "no quiere nuestra santidad".
El Santo Padre empezó su homilía recordando que "la vida de Jesús ha sido una lucha", pues vino para vencer el mal, al príncipe de este mundo que es el demonio. Una lucha que debe afrontar todo cristiano.
Explicó que así como el demonio "tentó a Jesús tantas veces, y Jesús sintió en su vida las tentaciones" y las persecuciones, así también los hombres son tentados. "También nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús", afirmó.
"¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica", advirtió.
El Papa Francisco explicó que en la primera tentación de Jesús, el demonio siembra "una seducción", pues le dice que se tire del Templo y así –según el diablo- "todos dirán: '¡He aquí el Mesías!'". Es lo mismo que hizo con Adán y Eva. Advirtió que el diablo "habla como si fuera un maestro espiritual", pero cuando la tentación "es rechazada", entonces "crece: crece y vuelve más fuerte".
Jesús – recordó el Santo Padre – "lo dice en el Evangelio de Lucas: cuando el demonio es rechazado, gira y busca a algunos compañeros y con esta banda, vuelve". Por lo tanto, "crece también implicando a otros". Así sucedió con Jesús, "el demonio implica" a sus enemigos. Y lo que "parecía un hilo de agua, un pequeño hilo de agua, tranquilo, se convierte en una marea".