VATICANO,
Reflexionando sobre la resurrección de Lázaro, que presenta el Evangelio de hoy, en sus palabras previas al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló que Jesús nos invita a a salir de la tumba en la que nuestros pecados nos han hundido, y aseguró que "no hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos".
El Santo Padre indicó que el Señor "nos invita, casi nos ordena, que salgamos de la tumba en la cual nuestros pecados nos han hundido. Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que estamos encerrados, conformándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre.'¡Salí afuera!', nos dice. '¡Salí afuera!'".
"El Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma nos narra la resurrección de Lázaro. Es el culmen de los 'signos' prodigiosos realizados por Jesús: es un gesto demasiado grande, demasiado claramente divino para ser tolerado por los sumos sacerdotes, los cuales, cuando supieron del hecho, tomaron la decisión de matar a Jesús".
Francisco recordó que "Lázaro había muerto desde hacía ya tres días cuando llegó Jesús, y a las hermanas Marta y María, Él les dijo las palabras que se imprimieron para siempre en la memoria de la comunidad cristiana, dice así Jesús: 'Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente'".
"Sobre esta la Palabra del Señor nosotros creemos que la vida de quién cree en Jesús y sigue su mandamiento, después de la muerte será transformada en una vida nueva, plena e inmortal. Como Jesús ha resucitado con su propio cuerpo, pero no ha vuelto a la vida terrena, así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos".
El Papa señaló que Jesús "nos espera junto al Padre, y la fuerza del Espíritu Santo, que lo ha resucitado a Él, resucitará también a quién está unido a Él".