LOS ÁNGELES,
Jersey Vargas, la pequeña de 10 años que viajó hasta el Vaticano para pedirle al Papa Francisco que interceda ante el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que su padre indocumentado no sea deportado, logró reunirse con su progenitor luego de dos años de separación.
El 29 de marzo, dos días después de visitar al Papa, exponerle su caso, y alcanzarle más de 1 500 cartas de niños con testimonios similares, Jersey se encontró con su padre, Mario, al llegar al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (Estados Unidos).
Mario Vargas, inmigrante indocumentado capturado al manejar sin licencia de conducir, seis meses atrás. Tras ser retenido en custodia federal en el estado de Louisiana, fue liberado el 28 de marzo.
Mario trabaja en construcción, y tuvo que viajar a Tennessee, en el estado de Louisiana, separándose de su familia, porque no encontró trabajo en Los Ángeles.
Desde Tennessee, Mario enviaba la mayor parte de lo que ganaba para mantener a su familia en Los Ángeles.
En declaraciones a The Tidings, periódico de la Arquidiócesis de Los Ángeles, Mario confesó entre lágrimas que "las palabras no pueden expresar lo que mi hija ha hecho por mí".