VATICANO,
En la catequesis de la audiencia general de hoy ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el sacramento del orden sacerdotal, y precisó que si el sacerdote no apacienta a su rebaño con amor, entonces "no sirve".
El Santo Padre explicó que el orden sacerdotal, "de tres grados: episcopado, presbiterado y diaconado, es el Sacramento que permite el ejercicio del ministerio, confiado por el Señor Jesús a los Apóstoles, para apacentar su rebaño con el poder de su Espíritu, de acuerdo a su corazón. Apacentar el rebaño de Jesús con la potencia no de la fuerza humana o la propia potencia, sino del Espíritu y según su corazón; el corazón de Jesús, que es un corazón de amor".
"El sacerdote, el obispo y el diácono deben apacentar el rebaño del Señor con amor. Si no lo hacen con amor, no sirve. Y, en este sentido, los ministros que son elegidos y consagrados para este servicio prolongan en el tiempo la presencia de Jesús, si lo hacen con el poder del Espíritu Santo, en el nombre de Dios y con amor".
El Papa se refirió luego a tres aspectos propios del Orden Sacerdotal. El primero es que "los ordenados son colocados a la cabeza de la comunidad. ¡Ah¡ están "a la cabeza". ¡Sí! Sin embargo, para Jesús significa poner la propia autoridad al servicio, como Él mismo lo ha demostrado y enseñado a sus discípulos". "Un obispo que no está al servicio de la comunidad, no hace bien, un sacerdote, un cura, que no está al servicio de la comunidad, no hace bien. Está equivocado", agregó.
El segundo aspecto es "el amor apasionado por la Iglesia. Pensemos en el pasaje de la Carta a los Efesios, en la que San Pablo dice que Cristo 'amó a la Iglesia y se entregó por ella para hacerla santa, purificándola con el lavado del agua mediante la Palabra y para presentársela a sí mismo a la Iglesia toda gloriosa, sin mancha ni arruga'. En virtud del Orden, el ministro dedica todo su ser a su comunidad y la ama con todo su corazón: es su familia".
"El obispo, el sacerdote aman a la Iglesia en su comunidad, y la aman fuertemente, ¿cómo? Como Cristo ama a la Iglesia. Lo mismo dirá San Pablo del Matrimonio: el esposo ama a su esposa como Cristo ama a la Iglesia. Es un misterio grande de amor este del Ministerio ordenado y aquel del Matrimonio. Los dos Sacramentos, que son el camino por el cual las personas habitualmente van al Señor".