MADRID,
El Obispo promotor del Apostolado del Mar y Obispo de Tuy-Vigo (España), Mons. Luis Quinteiro Fiuza, transmitió su solidaridad a las familias de los seis marineros muertos y dos desaparecidos en el naufragio del barco pesquero "Santa Ana" en el cabo Peñas en Asturias, y llamó a las autoridades a procurar "unas condiciones de trabajo justas que faciliten una vida digna y protegida" para las personas que trabajan en el mar.
"Nuevamente como en otras ocasiones similares y todavía con el corazón encogido y estremecido por esta nueva tragedia, queremos hacer llegar la solidaridad y la oración de la Iglesia, recordando la inseguridad en la que viven día a día los hombres y las mujeres del mar", aseguró el Prelado en su carta.
Como muestra de solidaridad con las familias de las víctimas el Obispo afirma en su carta que "el Apostolado del Mar llora con las familias de las dos personas desaparecidas y las seis fallecidas, algunas de ellas emigrantes, muertas lejos de sus patrias, al hundirse el pesquero de Muros, y encomienda sus vidas al Señor a través de la Virgen María, Estrella de los Mares".
Además, Mons. Quinteiro recuerda la especial dureza del trabajo que realiza la gente del mar. "Es fácil hermanarse en momentos tan crueles, pero hay otras muchas situaciones difíciles en la vida diaria de la gentes del mar que no son noticia, y en las que hay que estar también cerca y hermanados hacia ellos" ha dicho y además ha recordado que "es necesario volver a repetir una llamada de atención a todas las instituciones implicadas para que procuren siempre unas condiciones de trabajo justas que faciliten una vida digna y protegida".
Por eso, el Obispo promotor del Apostolado del Mar ha hecho un llamamiento para que se mantenga el apoyo y las ayudas sociales a las familias de los afectados de este accidente y también a las de los marineros en general.
"Quisiéramos que toda la sociedad sea consciente de la dureza del trabajo de los hombres del mar, con jornadas largas y en condiciones a veces difíciles de imaginar, siempre con la incertidumbre del tiempo, siempre con la angustia de 'los golpes traicioneros del mar'", ha recordado el Obispo.