QUITO,
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), defendió en una carta pastoral el derecho de los laicos a participar en la vida política del país, llevando a esta los valores y principios de su fe católica, y así aportar a la construcción de "un orden social más justo y coherente con la dignidad de la persona humana".
"La fe cristiana propone un modo integral de vida. No es posible entonces pretender que los creyentes tengan dos vidas paralelas; por una parte, la vida 'espiritual', con sus valores y exigencias; y, por otra, la vida 'secular' de familia, del trabajo, de las relaciones sociales, del servicio público, del compromiso político y de la cultura", expresaron en el texto con fecha 13 de marzo.
"Vivir y actuar políticamente en conformidad con la propia conciencia no es un acomodarse a posiciones extrañas al compromiso político o una forma de confesionalidad, sino expresión de la aportación de los cristianos para que, a través de la política, se instaure un orden social más justo y coherente con la dignidad de la persona humana", añadieron.
Los obispos advirtieron que es frecuente confundir los términos "laicidad" y "laicismo". Mientras el primero "garantiza y favorece toda expresión y contribución religiosa legítima", el "laicismo" busca la "total separación entre el Estado y la Iglesia, sin que ésta tenga título alguno para intervenir sobre temas relativos a la vida y al comportamiento de los ciudadanos", reduciendo además la vida religiosa de los ciudadanos a la esfera privada, "sin ninguna manifestación social y pública".
En el caso de Ecuador, recordaron que la Constitución garantiza "el derecho a practicar, conservar, cambiar, profesar en público o en privado, su religión o sus creencias, y a difundirlas individual o colectivamente, con las restricciones que impone el respeto a los derechos"; como también que "el Estado protegerá la práctica religiosa voluntaria, así como la expresión de quienes no profesan religión alguna, y favorecerá un ambiente de pluralidad y tolerancia".
"El Estado y los diferentes miembros de la sociedad, en consecuencia, no sólo deben 'tolerar' la expresión pública de las propuestas sociales inspiradas en la fe, sino proteger y promoverla. Es así cómo se fortalece el respeto de la conciencia y la igualdad de los ciudadanos y el reconocimiento de todos los aspectos de la dimensión religiosa", afirmaron los obispos.