BUENOS AIRES,
"Esto de ser Obispo no es un ascenso, sino un descenso reconocido", expresó el P. Han Lim Moon, quien a partir del próximo 4 de mayo será el nuevo Obispo Auxiliar de San Martín, Buenos Aires (Argentina), nombrado por el Papa Francisco y a quien conoce hace 20 años. Esta noticia ha causado asombro en el ámbito eclesial argentino porque nunca antes se había elegido un Obispo coreano o de un país tan distante.
"Yo no sé por qué (…). Pero quizás… ¿viste que la Argentina no anda muy bien, teniendo todas las condiciones? Quizás, quién sabe, por ahí un hombre con mentalidad oriental adaptada a los argentinos pueda promover lo que no hacen otros argentinos", reflexionó el P. Lim ante este nueva tarea para la Iglesia luego de 29 años de servicio pastoral en el país gaucho.
Para el sacerdote de 58 años que llegó a Argentina a la edad de 21 años junto a su familia, el ser Obispo es tener más responsabilidades y subrayó que es un descenso porque "Dios, a través del Papa, me reconoce que puedo servir más, y a más gente. Entonces, siento que me pide bajar más y ser más humilde para poder servir mejor a los otros (…). Jesús lo hizo así: para poder servirnos, se puso de rodillas ante los apóstoles".
El presbítero natural de Suwon (Corea del Sur), al seguir meditando el por qué un asiático en una diócesis argentina, exclamó que "fijate que si un coreano se preocupa por la situación del país, eso llama la atención. ¡Portate bien, no robes al país, tratá bien a tu hermano!".
Destacó que el tema es "¡pinchar, motivar, moverles la estantería a los argentinos! Me gustaría que la gente se pregunte: ¿¡A vos te parece que tiene que venir un coreano a la Argentina para motivarnos?!".
P. Lim afirmó que "yo ya viví, y estoy dispuesto a dar la vida y morir acá, partido en pedazos", es por eso que su anillo episcopal tendrá un óvalo que representa la Sagrada Hostia y una cruz, que representa a la Eucaristía partida.