El 21 de febrero de 2001, San Juan Pablo II creó Cardenal al entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, miembro del primer grupo de 43 nuevos Purpurados del tercer milenio.
Años después, el 27 de abril de 2014, el Papa Francisco proclamó santos a San Juan Pablo II y San Juan XXIII, en una ceremonia histórica y sin precedentes al reunir a cuatro Papas, ya que en ella participó el Papa Emérito Benedicto XVI.
San Juan Pablo II, quien en sus casi 27 años de pontificado creó 231 Cardenales, señaló en 2001 que “después de haber tomado en abundancia de las fuentes de la misericordia divina durante el Año Santo”, la nave de la Iglesia se aprestaba a “navegar mar adentro” nuevamente para llevar al mundo el mensaje de la salvación.
En aquella oportunidad, el Papa polaco se dirigió a los nuevos Cardenales con el siguiente mensaje: "El mundo se hace cada vez más complejo y mudable, y la viva conciencia de las discrepancias existentes produce o aumenta las contradicciones y los desequilibrios”.
“Las enormes potencialidades del progreso científico y técnico, así como el fenómeno de la globalización, que se extiende continuamente a campos nuevos, nos exigen estar abiertos al diálogo con toda persona y con toda instancia social, a fin de dar a cada uno razón de la esperanza que llevamos en el corazón”, expresó.
“Para poder afrontar adecuadamente las nuevas tareas es necesario cultivar una comunión cada vez más íntima con el Señor. El mismo color púrpura de las vestiduras que lleváis os recuerda esta urgencia", agregó.