BUENOS AIRES,
La unidad que la Nación reclama, de manera insistente, y que se logra entre hombres y mujeres, entre sus diversas instituciones de raigambre tradicional, supone ciudadanos que han decidido arrimar el hombro humildemente; afirma el Arzobispo Emérito de Corrientes, Mons. Domingo Salvador Castagna, en su sugerencia para la homilía del domingo de 2 febrero.
A continuación y gracias a la agencia AICA, el texto completo de la homilía:
Ha llegado la Salvación
Siempre me ha impresionado la figura venerable de Simeón, su gratitud por haber "visto la Salvación" y la profecia acerca del Niño dirigida a su Madre. No dudó tomar a Jesús en sus brazos, adorarlo y ofrecerlo a la adoración de quienes presenciaban la escena. Cuando elevo, ante la comunidad de los fieles, la sagrada Hostia consagrada, pienso en Simeón, y me identifico con él en el gesto humilde de reconocer a Cristo vivo y presentarlo a la adoración de los creyentes. Más aún, es al mundo, al que va dirigida mi tímida invitación.
La humildad de aquel hombre santo le otorga la capacidad de distinguir al Dios esperado -en Jesús- para liberar a los hombres del pecado. Aquella emotiva escena se actualiza continuamente. Simeón reaparece, en cada hombre humilde y honesto, que espera en silencio la llegada de Maria y José, con el Niño.
Que los hombres reconozcan y adoren a Dios hecho hombre