VATICANO,
Al celebrarse la festividad de San Enrique de Uppsala, Patrón de Finlandia, el Papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a una delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de esa nación, que desde hace veinticinco años por estas fechas va en peregrinación a Roma.
"A los miembros de la comunidad de Corinto, marcada por las divisiones -les ha dicho el Papa- el apóstol pregunta: '¿Es que Cristo está dividido?'. Esa pregunta es el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se abre mañana; hoy está dirigida a nosotros. Frente a algunas voces que ya no reconocen como objetivo alcanzable la unidad plena y visible de la Iglesia, estamos invitados a no desistir en nuestro esfuerzo ecuménico, fieles a lo que el mismo Señor Jesús invocó del Padre: 'Que todos sean una cosa sola'".
En nuestra época, también el camino ecuménico y las relaciones entre los cristianos atraviesan por cambios significados debido, "en primer lugar en el hecho de que nos encontramos profesando nuestra fe en el contexto de sociedades y culturas donde cada vez está menos presente la referencia a Dios y a todo lo que llama a la dimensión trascendental de la vida. Lo vemos sobre todo en Europa, pero no sólo aquí".
Por eso motivo es necesario que el testimonio "se concentre en el núcleo de nuestra fe sobre el anuncio del amor de Dios que se manifiesta en Cristo, su Hijo. Aquí encontramos espacio para crecer en la comunión espiritual que nace directamente del mandamiento de amor que Jesús dejó a sus discípulos".
"A esa dimensión se refería también el Concilio Vaticano II: 'Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual'. El ecumenismo es, efectivamente, un proceso espiritual que se realiza en la obediencia fiel al Padre, en el cumplimiento de la voluntad de Cristo y bajo la guía del Espíritu Santo".
Francisco se ha despedido de la delegación de Finlandia invitando a todos a invocar "sin cansancio la ayuda de la gracia de Dios y la iluminación del Espíritu Santo, que nos introduce en la verdad toda entera, portadora de reconciliación y de comunión".