MADRID,
El Arzobispo de Madrid (España), Cardenal Antonio María Rouco Varela, ha enviado un mensaje en relación con la próxima jornada mundial del emigrante y del refugiado que se celebrará el 19 de enero bajo el lema "Emigrantes y refugiados hacia un mundo mejor", donde pidió que estas personas también sean beneficiadas con la labor evangelizadora de la Misión-Madrid.
El Purpurado, que celebrará una Misa en la Catedral de la Almudena con motivo de esta jornada, señaló que "estamos ante la exigencia insoslayable de hacer posible una convivencia profundamente humana sobre la base evangélica de nuestro reconocimiento mutuo como hermanos en una sociedad en la que la presencia de los emigrantes continúa siendo determinante. Una convivencia que ha de ser alimentada y sostenida a la luz de la fe con la fuerza de la esperanza y de la caridad cristianas".
Además, el Arzobispo de Madrid recordó que una de las principales responsabilidades de la misión evangelizadora es la ayuda a los inmigrantes a mantener firme su fe, también en Madrid, donde la inmigración es un "factor que acentúa la urgencia de la llamada a vivir fraternalmente y a superar juntos las dificultades no sólo materiales sino también espirituales que nos rodean".
En ese sentido, el Cardenal Rouco Varela aseguró en su carta que "frente a la acumulación de dificultades humanas, sociales y culturales pudiera surgir la tentación de la desconfianza o desesperanza. Pero sabemos que la Iglesia, como sacramento de la salvación de Cristo, realiza y transmite con obras y palabras el amor de Dios, afrontando las situaciones −incluso las más dolorosas− con la esperanza gozosa que brota del Misterio Pascual y que se ha iniciado con el Misterio de la Encarnación y Nacimiento del Hijo de Dios en Belén de Judá".
El anuncio del Evangelio "reclama de nosotros vivir no sólo la comunión fraterna entre los bautizados sino también sacar fielmente la consecuencia de ofrecer una fraterna hospitalidad al inmigrante, sea cual sea su raza, cultura, y religión; rechazando toda exclusión o discriminación y proponiéndoles la verdad del Evangelio", ha explicado en su carta.
Por eso el Cardenal ha animado a realizar obras de ayuda concretas como la "acogida que favorezca su inserción integral, con una vida más digna que presupone e incluye también la dimensión de la fe y la práctica religiosa, esencial para toda persona", "el acompañamiento eficaz que necesitan en las tramitaciones tan complicadas, exigidas por las leyes y las normas administrativas para su pacífica integración social" y "la caridad, que es creativa, para colaborar en la resolución de las emergencias que acontecen, y pueden acontecer, incluso en situaciones de emigración irregular, a fin de conseguir la normalización tan deseada, que estabiliza y favorece una fructuosa convivencia".
Aseguró en su carta que la Iglesia reconoce el derecho a emigrar para buscar mejores condiciones de vida, pero también reconoce el derecho a no emigrar, es decir, "a que se promuevan y aseguren las condiciones objetivamente válidas para permanecer con dignidad en la propia tierra".
Esta es, según el Cardenal, una manera de "vivir sinceramente nuestra dignidad filial de Dios", promocionando de manera humana e integral la dignidad de todos los hombres que viene de ser hijos de Dios.
El Arzobispo también ha recordado "la Misión-Madrid que comprende el servicio de la caridad que debe de alcanzar a todos los ambientes de nuestra archidiócesis y, muy especialmente, a nuestros hermanos emigrantes". Por ello ha invitado a "salir a su encuentro", "haciendo presente a la Iglesia en sus casas y familias. Sin duda, situadas en lugares de periferias de pobreza tanto material como espiritual". También ha subrayado que se debe "luchar en contra de las nuevas formas de esclavitud humana, tan activas en los ambientes de la emigración".
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