ROMA,
La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que Mons. Paolo Liu Jinghe, uno de los obispos chinos que más ha sufrido por defender la comunión con la Iglesia de Roma, murió el pasado 11 de diciembre en Tangshan, Diócesis de Yongping (China), a causa de un ataque cardíaco.
El anciano Obispo estaba enfermo desde hace más de un año y murió a pocos días de su 93 cumpleaños. Los funerales se celebraron el 17 de diciembre en la catedral de Yongping (Thangsan), presididos por el Obispo diocesano, Mons. Pietro Fang Jianping. Todavía no se la ha dado sepultura.
Mons. Liu nació el 26 de diciembre de 1920 en Huanghuagang, Yongping, hijo de una familia católica muy devota, entró en el seminario menor de Yongping en el año 1931. En 1939 inició sus estudios filosóficos y teológicos en el seminario mayor de Wensheng, de la Arquidiócesis de Pekín, y fue ordenado sacerdote el 4 de mayo de 1945 por el Arzobispo de Pekín, Mons. León Cornelius Montaigne. Luego regresó a su diócesis para ejercer el ministerio pastoral en Lulong, Tangshan, así como en otros lugares.
Desde 1940 hasta 1960, Mons. Liu fue tomado prisionero hasta en tres ocasiones. Desde 1970 hasta 1979 el gobierno chino lo envió a un "campo de reeducación" a través del trabajo forzado, primero en una fábrica textil y después, en una industria química. Finalmente le obligaron a cavar en la piedra.
Después de ser liberado, Mons. Liu retomó su labor pastoral, y fue consagrado obispo el 21 de diciembre de 1981 sin mandato pontificio. Envío diversas peticiones de perdón al Santo Padre con la relativa petición de hacer legítimo su ministerio. Después de la Carta a los Católicos en China, en el año 2007, el Papa Benedicto XVI concedió el 8 de mayo de 2008 la legitimidad episcopal, restableciéndose así su plena comunión con el Sucesor de Pedro y la Iglesia de Roma.
En el año 2010, a causa de su precaria salud, el Mons. Liu se retiró de su ministerio pastoral, y en sus últimos años de vida rechazó categóricamente tomar parte de las ordenaciones episcopales ilegítimas y dio una señal de comunión y obediencia a la sede apostólica.
La situación de la Iglesia Católica en China
China permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica China, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza la autoridad del Vaticano para nombrar obispos o gobernarlos. La Iglesia Católica fiel al Papa no es completamente clandestina; aunque es asediada constantemente.
Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros.
En diciembre de 2010, el nombramiento de un obispo legítimamente ordenado como Presidente de la asociación, durante una asamblea que sacerdotes y obispos fieles a Roma debieron atender a la fuerza, ha generado un distanciamiento entre el Vaticano y China.
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