MÉXICO D.F.,
Durante el encuentro continental celebrado en el santuario de la Virgen de Guadalupe en México, el Arzobispo de Filadelfia (EEUU), Mons. Charles Chaput, explicó que los Obispos no son responsables por cada error o fracaso en el contexto de la nueva evangelización, pero sí son responsables de hacer que las personas puedan "abrazar a Jesucristo y sus enseñanzas de un modo nuevo y más personal" a partir del propio cambio radical y testimonio de vida cristiana.
El Arzobispo hizo esta afirmación el pasado 16 de noviembre, en el marco del Encuentro y Peregrinación "Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en el continente americano", que reunió a cientos de obispos, cardenales y destacados laicos de América para profundizar sobre este importante tema. El evento fue auspiciado por la Pontificia Comisión para América Latina y los Caballeros de Colón.
En su ponencia -una de las pocas conferencias que recibió una prolongada ovación de pie- titulada, "La nueva evangelización: Responsabilidades y desafíos para el continente americano", Mons. Chaput explicó que los obispos no son responsables "de cada fracaso, de cada error ni de cosas en las que no influimos ni controlamos. Pero sí tenemos el deber de examinarnos a nosotros mismos y a nuestro trabajo honestamente, para corregirnos unos a otros con franqueza, para reformar nuestros corazones y para dar nuestras vidas, celosa y completamente, sin tener en cuenta el costo, para servir a Dios y a nuestra gente".
El trabajo de evangelización, dijo el Arzobispo, "necesita involucrar más factores que solo la buena doctrina, es necesario guiar a nuestra gente –incluyendo a los bien catequizados– para abrazar a Jesucristo y sus enseñanzas de un modo nuevo y más personal".
Mons. Charles Chaput explicó que uno de los problemas que enfrentan los obispos en su tarea cotidiana son las propias debilidades y limitaciones: "Dios nos ha llamado a liderar, la Iglesia nos ordena hacerlo y tenemos la responsabilidad de hacerlo".
El Prelado recuerda además su participación en el Sínodo de los Obispos en 1997, cuando habló "desde un consenso moral en Estados Unidos que aún era mayoritariamente cristiano. Hoy eso no es más así. Sé que los medios de comunicación de Estados Unidos dan forma a los apetitos, creencias y prejuicios de muchos en el resto del mundo –incluyendo a los jóvenes católicos– y con algunas excepciones, estos medios no son amigos de la fe católica".