ROMA,
Para las familias sirias, la figura de Jesús, José y María es motivo de envidia pero a su vez "hace aún más fuerte el grito de la oración y de la esperanza de los cristianos frente al pesebre: "¡Señor, escucharnos!", señaló el Arzobispo Maronita de Damasco, Mons. Samir Nassar, en su mensaje de Navidad y haciendo referencia al conflicto que vive el país y que lleva más de mil días.
El Prelado explica que "algunos envidian al Niño divino que ha encontrado un establo para nacer y refugiarse, mientras que entre estos niños desafortunados está quién ha nacido bajo las bombas o a lo largo del camino de la fuga".
Resaltó que "en Siria al Niño Jesús no le faltan compañeros: miles de niños que han perdido sus casas viven bajo tiendas pobres como el establo de Belén".
De la misma manera dijo "la presencia tranquilizadora de José en la Sagrada Familia despierta una especie de envidia entre las miles de familias privadas de un papá. Una ausencia que alimenta el miedo, la angustia y la inquietud".
Al hablar de María, el Arzobispo Maronita expresó que Ella "ya no está sola en sus dificultades: muchas madres infelices y desafortunadas viven en la pobreza extrema y cargan con todas las responsabilidades de la familia ellas solas, sin sus maridos".
En su mensaje se lee además que "el infernal ruido de la guerra, ahoga el Gloria de los Ángeles. La sinfonía de la Navidad para la paz cae frente al odio y la crueldad atroz", según publicó la Agencia Fides el 16 de diciembre..
Frente a esto Mons. Nassar recuerda que Jesús "no está solo en su miseria. La infancia de Siria, abandonada y marcada por escenas de violencia, sueña con estar en el lugar de Jesús, que siempre tiene con él a sus padres que lo abrazan y acarician".
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