VATICANO,
En una reciente entrevista publicada por el diario italiano La Stampa, el Papa Francisco respondió a quienes lo tildaron de "marxista" a raíz de lo que escribió en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. El Santo Padre criticó esta ideología y explicó que en el texto no habló como técnico sino según la Doctrina Social de la Iglesia.
En la entrevista realizada por el periodista italiano Andrea Tornielli, el Santo Padre resaltó que "la ideología marxista está equivocada. Pero en mi vida he conocido a muchos marxistas buenos como personas, y por esto no me siento ofendido".
"Las palabras que más han sorprendido son las palabras sobre la economía que 'mata'…
En la Exhortación no hay nada que no se encuentre en la Doctrina Social de la Iglesia. No hablé desde un punto de vista técnico, traté de presentar una fotografía de lo que sucede".
El Santo Padre recuerda que "la única cita específica fue sobre las teorías del 'derrame', que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Se prometía que, cuando el vaso hubiera estado lleno, se habría desbordado y los pobres se habrían beneficiado. En cambio sucede que, cuando está lleno, el vaso, por arte de magia, crece y así nunca sale nada para los pobres".
"Esta fue la única referencia a una teoría específica. Repito, no hablé como técnico, sino según la Doctrina social de la Iglesia. Y esto no significa ser marxista".
El Papa se refirió también entre la relación entre la Iglesia y la política y dijo que ésta debe ser "al mismo tiempo paralela y convergente. Paralela, porque cada uno tiene su camino y sus diferentes tareas. Convergente, sólo para ayudar al pueblo. Cuando las relaciones convergen antes, sin el pueblo, o sin tomar en consideración al pueblo, comienza ese contubernio con el poder político que acaba pudriendo a la Iglesia: los negocios, los compromisos".
"La política es noble, es una de las formas más altas de caridad, como decía Pablo VI. La ensuciamos cuando la usamos para los negocios. La relación entre la Iglesia y el poder político también puede corromperse, si no converge sólo en el bien común".