MÉXICO D.F.,
Al celebrar la Misa por los 482 años de la Virgen de Guadalupe que se apareció en el Cerro del Tepeyac, el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera, señaló que el amor de la Madre de Dios vence el odio, el egoísmo y la división.
En su homilía, el Cardenal recordó que "hoy celebramos que Ella realizara, en aquel frío invierno de 1531, una verdadera y profunda inculturación del Evangelio que continúa moviendo los corazones más allá de espacios y tiempos".
"Esta inculturación la realiza en el ser humano, tomando en cuenta todo lo que le integran. Ella armoniza la fe y la razón. En el Acontecimiento Guadalupano se da la perfecta inculturación en la armonía de la fe y la razón".
El Cardenal Rivera dijo luego que el 12 de diciembre "celebramos que Dios se ha apiadado de nosotros y ha manifestado su amor misericordioso por medio de la mirada compasiva de su propia Madre y, así, el Dueño del cielo y de la tierra ha venido a nuestro encuentro para darnos la gracia de la salvación".
"El humilde macehual fue elegido como su mensajero digno y amado, lleno de toda su confianza, para pedir al obispo la construcción de este hogar, de esta 'casita sagrada', 'hogar del Dios omnipotente' en donde ahora nos encontramos todos, disponiendo nuestros corazones para construir juntos la Civilización del Amor de Dios, centrada en la Eucaristía".
Por eso, señaló el Arzobispo, "Ella es la fuente y causa de nuestra alegría, Ella es la Madre del Amor. Ella que se ha hecho de nuestra sangre y de nuestro color. Ella que ha tomado nuestra identidad y nuestra raíz, nos confirma que nuestra dignidad radica en haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, el Dueño de la vida".