VATICANO,
En su homilía de la Misa de esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo que "rezar es un poco molestar a Dios, para que nos escuche" con la certeza de que la oración será escuchada.
El Santo Padre explicó que la oración tiene dos actitudes: es "necesaria" y al mismo tiempo es "segura" del hecho que Dios, en sus tiempos y en sus modos, escuchará la necesidad.
"No sé si quizás esto suena mal, pero rezar es un poco molestar a Dios, para que nos escuche. Pero, el Señor lo dice: como el amigo a medianoche, como la viuda al juez… Es atraer los ojos, atraer el corazón de Dios hacia nosotros… Y esto lo han hecho aquellos leprosos que se le acercaron: 'Si quieres, puedes sanarnos!' Lo han hecho con una cierta seguridad. Así, Jesús nos enseña a rezar".
"Cuando nosotros rezamos, a veces pensamos: 'Pero, si, yo digo esta es mi necesidad, le digo al Señor una, dos, tres veces, pero no con tanta fuerza. Después me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo'. ´Éstos gritaban y no se cansaban de gritar'. Jesús nos dice: 'Pidan', pero también nos dice: 'Llamen a la puerta, y quien llama a la puerta hace ruido, fastidia, molesta".
El Papa reflexionó sobre el pasaje de los ciegos del Evangelio que gritan detrás de Jesús su necesidad de ser curados. O como el ciego de Jericó, que invoca la intervención del Maestro con una voz más fuerte de quien quiere acallarlo. Porque el mismo Jesús, recordó el Santo Padre, ha enseñado a orar como "el amigo fastidioso" que pide comida a medianoche, o como "la viuda con el juez corrupto".
Los ciegos, dijo el Pontífice, "se sienten seguros de pedir al Señor la salud", porque a la pregunta de Jesús si creen que Él pueda curarlos, ellos responden: "¡Sí, Señor, creemos, estamos seguros!".