VATICANO,
Esta mañana en la audiencia general de los miércoles y ante unos 30 mil peregrinos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó su catequesis con el tema de la semana pasada: "la resurrección de la carne".
"Esto -comenzó Francisco en medio del intenso frío- no es fácil de entender, estando inmersos en este mundo, pero el Evangelio nos lo aclara: el que Jesús haya resucitado es la prueba de que la resurrección de los muertos existe. Y la fe en Dios, creador y liberador de todo el hombre –alma y cuerpo–, abre el camino a la esperanza de la resurrección".
A continuación, el texto completo de la catequesis de hoy:
Hoy vuelvo de nuevo sobre la afirmación: "Creo en la resurrección de la carne". Se trata de una verdad que no es sencilla y nada obvia, porque, viviendo inmersos en este mundo, no es fácil comprender la realidad futura. Pero el Evangelio nos ilumina: nuestra resurrección está estrechamente vinculada a la resurrección de Jesús; el hecho de que Él esté resucitado es la prueba de que existe la resurrección de los muertos.
Quisiera entonces, presentar algunos aspectos que relacionan la resurrección de Cristo y nuestra resurrección. Él ha resucitado y así, nosotros también resucitaremos.
Antes que nada, la misma Sagrada Escritura contiene un camino hacia la fe plena en la resurrección de los muertos. Esta se expresa como fe en Dios creador de todo hombre, alma y cuerpo, y como fe en Dios liberador, el Dios fiel a la Alianza con su pueblo. El profeta Ezequiel, en una visión, contempla los sepulcros de los deportados que se vuelven a abrir y los huesos secos que reviven gracias a la acción de un espíritu vivificante. Esta visión expresa la esperanza en la futura "resurrección de Israel", es decir en el renacimiento del pueblo derrotado y humillado (cf. Ez 37,1-14).