BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Cuyo (Argentina), Mons. Alfonso Delgado, anunció que el próximo domingo se realizará un acto de desagravio por la quema de una figura del Papa Francisco el pasado 24 de noviembre, protagonizado por un grupo de mujeres abortistas que participaron del Encuentro de Mujeres "Autoconvocadas", que además proferían gritos contra la Iglesia.
En declaraciones al Diario de Cuyo, el Prelado recordó que ese día se encontraba en la Catedral rezando con unas mil personas cuando ocurrió el atentado.
"Fue sorprendente ver cómo durante esa quema, algunas mujeres bailaron y ulularon alrededor del fuego como en las películas del 'Far West', lo que me hacía pensar que nada era espontáneo. Yo quería que no limpiaran tan rápido la Catedral, para que la gente mirara las pintadas. Creo que es importante que recapacitemos en las cosas que nos hacen crecer y madurar y en las que nos hacen retroceder", expresó.
Mons. Delgado señaló que este agravio ha generado "una expresión de disgusto en la gente (...), no sólo por las pintadas, que es fácil de resolver pese a que tenemos que pagarlo todos los contribuyentes, sino por esa cosa del agravio, de la violencia".
El Prelado advirtió que este tipo de ataques son "una constante en todos estos Encuentros y que va creciendo cada vez más. Eso lo sabemos todos, lo saben ellas y es parte del programa no escrito".
Indicó que "quizá el caballo de batalla del sector ideologizado fundamentalista es el aborto. El derecho a la vida lo defiende el budista, el islámico, el judío, el evangélico, el católico o el ateo, pero la Iglesia defiende la vida desde la concepción. Entonces, quien más defiende la vida del niño por nacer es la Iglesia y por eso se convierte en el epicentro de ese rencor y odio".
En ese sentido, rechazó que se diga que los carteles pro-vida que coloca la Iglesia son una "provocación", pues los derechos humanos "son un valor permanente y nadie los puede pisotear".
"También quiero resaltar el valor de muchas mujeres sanjuaninas y de otros lugares del país que aportaron su riqueza de mujer, eje de familia, de sostén de la sociedad y transmisora de vida en los debates".
Indicó que "en los talleres (del encuentro de mujeres autoconvocadas), me contaron, ellas pasaron momentos desagradables porque si bien se decía que eran espacios libres, abiertos, dialogantes y democráticos, parece que quien no estaba en la cuerda oficial de la ideología del Encuentro recibía hostilidad".
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