VATICANO,
En su primera exhortación apostólica titulada "Evangelii Gaudium" (El Gozo del Evangelio), el Papa Francisco resalta que "el sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión".
En el numeral 104 del capítulo 2, el Santo Padre afirma que "las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente".
Seguidamente establece que "el sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder".
"No hay que olvidar que cuando hablamos de la potestad sacerdotal 'nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad'. El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza –es decir, como fuente capital de la gracia– no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto".
En la Iglesia, explica luego el Papa, "las funciones 'no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros'. De hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aun cuando la función del sacerdocio ministerial se considere 'jerárquica', hay que tener bien presente que 'está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo'".
Francisco asegura asimismo que "su clave y su eje no son el poder entendido como dominio, sino la potestad de administrar el sacramento de la Eucaristía; de aquí deriva su autoridad, que es siempre un servicio al pueblo".