MÉXICO D.F.,
El Arzobispo de Filadelfia, Pensilvania (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, señaló que en la lucha para erradicar los problemas materiales, como la pobreza y las drogas, se debe trabajar para eliminar los obstáculos espirituales en nuestros propios corazones.
Mons. Chaput participa junto a otros líderes del clero de América del Congreso "Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en el continente americano", que se realiza desde el 16 de noviembre en el Santuario de la Virgen del Tepeyac en México D.F.
El Prelado les habló de la existencia de la pobreza material y moral, así como enfatizó que Dios está llamando "a construir un nuevo 'Nuevo Mundo', un mundo de misericordia, justicia, paciencia y amor".
Dijo que en Estados Unidos, considerada la nación más rica del mundo, una de cada seis personas vive por debajo de la línea de pobreza y son frecuentemente ignoradas y que el país a pesar de sus riquezas no está exento de "la miseria moral que viene de una cultura avanzada e implacable centrada en consumir cada vez más y de todo".
Es esa pobreza moral la que distorsiona las actitudes frente a la vida, el matrimonio y la sexualidad, la que causa depresión, codicia y genera cada vez más violencia, arrebatando de esta manera el significado de la vida y logrando que gran parte del mundo contemporáneo se adormezca en la comodidad del consumismo convirtiéndose en "un capullo de drogas, desde la pornografía y el aborto hasta la cocaína".
Es por eso que esta cultura centrada en la satisfacción de sí mismo sin ver las necesidades de los demás, es "un parásito para el alma" que mantiene constantemente a las personas "comiendo pero sin embargo continúan con hambrientos por algo más, y están a su vez muertos de hambre del espíritu que nos hace verdaderamente humanos", dijo el Arzobispo.
Mons. Chaput consideró importante que para poder abordar a fondo los problemas que enfrenta hoy la Iglesia en los Estados Unidos, los líderes católicos deben asumir un enfoque honesto y cuando sea necesario, ser autocríticos.
"Tenemos que entender las esperanzas y temores del mundo de hoy, y especialmente sus jóvenes adultos. Y tenemos que dominar las nuevas tecnologías y métodos para llegar a la gente como lo son hoy ", dijo. "Pero los programas y técnicas no convierten el corazón humano. Sólo el testimonio de otras personas puede hacer eso" remarcó.
El Prelado también recordó que el mayor obstáculo para no poder construir un nuevo "nuevo mundo" no son aquellos que "nos odian, ni los incrédulos que injurian a la Iglesia y al Evangelio", el mayor obstáculo es el "viejo mundo" que vive en nuestros corazones, incluso en aquellos de nosotros Obispos" por "nuestro orgullo, nuestra cobardía, nuestra falta de confianza en las promesas de Dios".
Mons. Chaput subrayó que la solución a los problemas comienza con "el contacto humano directo y la ternura del amor cristiano".
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