VATICANO,
El Papa Francisco dijo esta mañana que "la oración del hombre humilde es la debilidad de Dios" en la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta en donde reside.
En la primera lectura, recordó el Papa, se relata la opresión del pueblo judío en Egipto. El Señor sale en defensa de los hebreos lo hace "como un guerrero implacable (…) que salva a su pueblo. Salva y renueva todo" porque "ha escuchado la oración de su pueblo, porque ha sentido en el corazón que sus elegidos sufrían".
"Esta es la fuerza de Dios. ¿Y cuál es la fuerza de los hombres? ¿Cuál es la fuerza del hombre? La de la viuda (del Evangelio que pide justicia): tocar el corazón de Dios, tocar, pedir, lamentarse de tantos problemas y tantos dolores y pedirle al Señor la liberación de estos dolores, de estos pecados, de estos problemas. La fuerza del hombre es la oración y también la oración del hombre humilde es la debilidad de Dios. El Señor es débil solo en esto: es débil ante la oración de su pueblo".
El Santo Padre explicó luego que "el culmen de la fuerza de Dios, de la salvación de Dios está en la Encarnación del Verbo".
Dirigiéndose a los canónigos de la Basílica de San Pedro, el Papa les dijo que su trabajo es "tocar en el corazón de Dios, rezar al Señor por el pueblo de Dios". Estos canónigos de la Basílica más cercana al Papa, dijo, recogen las oraciones de todos y las presentan al Señor, "un servicio universal, un servicio de Iglesia".
"Ustedes son como la viuda: recen, pidan, toque el corazón de Dios, cada día. Ella no se adormecía nunca cuando hacía esto, era valiente. Y el Señor escucha la oración de su pueblo. Ustedes son representantes privilegiados del pueblo de Dios en este rol de rezar al Señor, por tantas necesidades de la Iglesia, de la humanidad, de todos. Les agradezco por este trabajo".