VATICANO,
Al presidir la Misa este jueves en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que el espíritu de la curiosidad mundana, que busca saber por saber y cosas cada vez más extrañas o inusuales, aleja de la verdadera sabiduría, la gloria, la paz y la belleza de Dios.
La curiosidad, dijo el Santo Padre, impulsa a querer sentir que el Señor está acá o allá; o nos hace decir: "pero yo conozco a un vidente, a una vidente, que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen. Pero, mire, ¡la Virgen es Madre! Y nos ama a todos nosotros. Pero no es un jefe de la oficina de Correos, para enviar mensajes todos los días".
"Estas novedades –afirmó el Papa– alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios". Porque "Jesús dice que el Reino de Dios no viene para atraer la atención: viene en la sabiduría".
El Papa comentó la primera lectura, tomada del Libro de la Sabiduría, en que se describe "el estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual", del verdadero cristiano y de la verdadera cristiana que viven "en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría los lleva adelante con este Espíritu inteligente, santo, único, múltiple y sutil".
El Papa recordó que Santa Teresita del Niño Jesús "decía que ella debía detenerse siempre ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra hermana y esta religiosa relataba una historia, algo de la familia, de la gente, algunas veces pasaba a otro argumento y ella tenía ganas de conocer el final de esta historia. Pero sentía que aquello no era el espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad. El Reino de Dios está en medio de nosotros: no buscar cosas extrañas, no buscar novedades con esta curiosidad mundana. Dejemos que el Espíritu nos lleve adelante, con esa sabiduría que es una brisa suave. Éste es el Espíritu del Reino de Dios, del que habla Jesús".
"¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!", dice Jesús: es "esta acción del Espíritu Santo la que nos da la sabiduría, la que nos da la paz. El Reino de Dios no viene en la confusión, así como Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta" sino que "habló en la brisa suave, la brisa de la sabiduría":