VATICANO,
La Santa Sede reiteró hoy la doctrina del no a la comunión eucarística de los divorciados en nueva unión, y para explicar este tema así como la urgencia de una pastoral que esté siempre abierta a estas personas, se ha valido de un extenso artículo publicado en el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano.
El artículo está escrito por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Arzobispo alemán Gerhard L. Müller y lleva por título "La fuerza de la gracia". En él, el Prelado afirma que "la discusión sobre la problemática de los fieles que tras un divorcio han contraído una nueva unión civil no es nueva. Siempre ha sido tratada por la Iglesia con gran seriedad, con la intención de ayudar a las personas afectadas, puesto que el matrimonio es un sacramento que alcanza en modo particularmente profundo la realidad personal, social, e histórica del hombre".
El Arzobispo reconoce que hay una serie de preguntas sobre este tema que deben asumirse con mucha seriedad y tratarse "en conformidad con la enseñanza católica sobre el matrimonio": "¿No puede la Iglesia autorizar a los cristianos divorciados y vueltos a casar, bajo determinadas condiciones, a recibir los sacramentos? ¿Les están definitivamente atadas las manos en estas cuestiones? Los teólogos, ¿realmente han considerado todas las implicaciones y consecuencias al respecto?"
A partir de algunas enseñanzas en las escrituras, Mons. Muller subraya que "el matrimonio cristiano es un signo eficaz de la alianza entre Cristo y la Iglesia. El matrimonio entre bautizados es un sacramento porque significa y confiere la gracia de este pacto".
Asimismo recuerda que "la Iglesia reconoce que sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer bautizados es un sacramento en sentido real, y que sólo a éstos se aplica la indisolubilidad en modo incondicional".
A continuación recuerda que son la Iglesia de los Padres, la Tradición, "en obediencia al Evangelio, rechazó el divorcio y un segundo matrimonio. En este punto, el testimonio de los Padres es inequívoco".