VATICANO,
El Papa Francisco se refirió este viernes en su Misa diaria en la capilla de la Casa Santa Marta a los sacerdotes y religiosas ancianos que culminan sus vidas en casas de reposo, muchas veces en soledad, y los exaltó al considerarlos, por su entrega y testimonio, "verdaderos santuarios de santidad" y pidió a los fieles no abandonarlos.
El Papa Francisco reflexionó sobre las figuras de Moisés, Juan el Bautista y San Pablo. Destacó en su homilía que a ninguno de ellos se les ahorró las angustias, y sin embargo, el Señor no los abandonó nunca. Inició las lecturas del día comentando la vida apostólica y el ocaso del Apóstol de los gentiles.
"Al comienzo de la vida apostólica –observó– los discípulos eran jóvenes y fuertes y también los demonios huían ante su predicación. La primera lectura nos muestra, sin embargo, a san Pablo al final de su vida. Es el ocaso del Apóstol".
"El Apóstol tuvo un comienzo gozoso, entusiasta… pero a nosotros tampoco se nos ahorrará el ocaso", añadió, para luego presentar los ejemplos de Moisés, Juan Bautista y Pablo: "Moisés es el que conduce al Pueblo de Dios, valiente para salvar a su pueblo… pero al final está solo, en el monte Nebo, mirando la Tierra Prometida, sin que se le permita entrar en ella. No podía entrar en la promesa. Y a Juan el Bautista tampoco se le privó de las angustias en los últimos momentos".
"Esto es lo mejor del Apóstol –subrayó–, que con su vida hace lo que Juan Bautista decía: 'Es necesario que Él crezca y que yo disminuya'. El Apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y al final es así: como Pedro, frente a la promesa: 'Cuando seas viejo te llevarán donde tú no quieras ir'".
El Santo Padre confesó que al meditar este pasaje le vienen al corazón el recuerdo de aquellos "santuarios de apostolicidad y de santidad" que son las casas de reposo de los sacerdotes y de las religiosas: "Valientes sacerdotes y religiosas, mayores ya, con el peso de la soledad, esperan que el Señor venga a llamar a la puerta de sus corazones. Estos son verdaderos santuarios de apostolicidad y de santidad que tenemos en la Iglesia. ¡No los abandonemos, eh!".