VATICANO,
El Papa Francisco presidió este fin de semana una importante Jornada Mariana que culminó con la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María ante la imagen original de la Virgen de Fátima el domingo 13. El sábado 12 el Santo Padre dirigió un mensaje a los peregrinos de todos los santuarios marianos del mundo que se unieron para rezarle a la Madre de Dios. Este es el texto completo del mismo:
Queridos hermanos y hermanas
Saludo a todos los peregrinos que están en el Santuario del Divino Amor, y a los que se conectan desde los santuarios marianos de Lourdes, Nazareth, Luján, Vailankanni, Guadalupe, Akita, Nairobi, Benneux, Cz?stochowa y Marian Valley. Esta tarde me siento unido a todos ustedes en la recitación del Santo Rosario y en la Adoración Eucarística bajo la mirada de la Virgen María.
La mirada. ¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso odio.
Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir.
¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. Y, ¿cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al hijo Jesús en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor.