VATICANO,
El Papa Francisco exhortó esta mañana, en la Misa que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta, a abrir el corazón cerrado y a no huir de Dios para permitir que Él escriba cotidianamente nuestra historia.
Reflexionando en la historia de Jonás y en el testimonio del Buen Samaritano, el Papa señaló que puede pasar que también un cristiano, un católico huya de Dios, mientras que un pecador, considerado lejano de Dios, escuche la voz del Señor.
Jonás sirve al Señor, reza mucho y hace el bien, pero cuando el Señor lo llama comienza a huir. El Papa Francisco desarrolló su homilía centrándola en el tema de la "fuga de Dios". Jonás, subrayó el Pontífice, "tenía su historia escrita" y "no quería ser molestado. El Señor lo envió a Nínive, y él se embarcó hacia España. Huía del Señor":
"La fuga de Dios: Se puede huir de Dios, aun siendo cristiano, siendo católico, siendo de la Acción Católica, siendo sacerdote, obispo, Papa ... todos, ¡todos pueden huir de Dios! Es una tentación diaria. No escuchar a Dios, no escuchar su voz, no sentir en el corazón su propuesta, su invitación. Se puede escapar directamente".
"Hay otras formar de huir de Dios, un poco más educadas, un poco más sofisticadas, ¿no? En el Evangelio, encontramos a este hombre medio muerto, tirado al borde del camino, y por casualidad, un sacerdote pasaba por ese camino - un sacerdote digno, con la sotana, bueno, ¡muy bueno! Miró y observó: 'Llegaré tarde a misa', y se fue. No había oído la voz de Dios allí".
Luego pasó un levita, que, dijo el Papa, quizás habrá pensado: "Si yo me detengo, si me acerco, tal vez ya esté muerto, y mañana tengo que ir al juez y dar testimonio"... y se fue. Él, también, observó el Santo Padre, huyó "de esta voz de Dios". Y añadió: "Sólo tiene la capacidad de escuchar la voz de Dios, uno que habitualmente huía de Dios, un pecador", un samaritano. Este, señaló el Papa, "es un pecador, alejado de Dios, y sin embargo "escuchó la voz de Dios y se acercó".