LIMA,
El Arzobispo de Piura y Tumbes y Presidente de la Comisión de Vida, Familia, Niñez y Bioética de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. José Antonio Eguren, subrayó que la "defensa de la familia no es un asunto confesional sino de justicia".
En el marco del evento "Familia, base y fundamento para el desarrollo de la sociedad", organizado en el Congreso de Perú el 28 de septiembre por el parlamentario Julio Rosas, Mons. Eguren indicó que la defensa de la familia es también "el mejor antídoto contra el deterioro moral de un pueblo que le añade a la pobreza material, la pobreza espiritual".
El Prelado señaló que "matrimonios fuertes hacen familias fuertes, las familias fuertes hacen sociedades fuertes y las sociedades fuertes hacen países, naciones fuertes".
"Un Estado que alienta modelos alternativos a la familia en aras de una supuesta diversidad compromete el desarrollo humano integral y hoy en día hay poderosos intereses que buscan desestructurar a la familia, de su función natural", advirtió.
El Arzobispo de Piura y Tumbes indicó que "si los peruanos queremos darle un rostro verdaderamente humano a nuestro futuro, no podemos ignorar el don precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un varón y una mujer en un consorcio para toda la vida, que se ordena por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos".
En el evento también participó la pareja de esposos Guillermo y Milagros Aguayo, fundadores y directores del "Centro para el Desarrollo de la Familia".
Durante su participación, los esposos Aguayo respondieron a la pregunta "¿por qué la familia es el fundamento de la sociedad?", explicando que se trata de "una institución que el Estado la hace acreedora de privilegios no por un tema circunstancial, sino a partir de la relevancia que tiene como unidad socioeconómica y natural".
Guillermo y Milagros Aguayo remarcaron que es mejor "invertir en fortalecer la familia", pues "el fracaso de la familias es altamente costoso para el Estado", lo que resulta en problemas sociales como la drogadicción, deserción escolar, entre otros.
Guillermo Aguayo señaló que si bien "muchas de las leyes que rigen nuestra nación hablan de las bondades de la familia", la familia "no va a tomar su relevancia hasta que los individuos que la componen asuman la responsabilidad de cuidarla y de mostrarle a la comunidad que desde el seno familiar, la vida y el desarrollo de la sociedad se genera".
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