La Presidenta de Derechos de la Mujer Sin Fronteras, Reggie Littlejohn, denunció que el total de abortos realizados en China por la política de un solo hijo "es mayor que toda la población de Estados Unidos", y muchos de ellos "son forzados, hasta el noveno mes de embarazo" así como lo son las esterilizaciones y el control restrictivo de la natalidad. "Esta es una verdadera guerra contra las mujeres", afirmó.
Littlejohn en diálogo con ACI Prensa, señaló que los efectos negativos de esta política están generalizados en la sociedad y particularmente dañan aún más a las mujeres e impacta severamente en su salud, así como en la salud mental del país.
"Algunos abortos forzados son tan violentos que las propias mujeres mueren (…) junto con sus bebés", y las esterilizaciones forzadas "dan lugar a complicaciones de salud de por vida".
Explicó que el aborto selectivo por sexo da lugar a que "un estimado de 37 millones de hombres chinos nunca se casarán, porque sus futuras esposas fueron eliminadas de forma selectiva", y este desequilibrio en la demografía " promueve de manera poderosa la trata de mujeres y la esclavitud sexual" en todo el sudeste de Asia.
Incluso el Departamento de Estado de Estados Unidos reconoce que "la tradicional preferencia por los hijos varones, (y) políticas de reducción de natalidad" en China es un factor de tener "la tasa más alta de suicidio femenino de cualquier país del mundo, aproximadamente 590 mujeres al día", indicó.
"El aborto forzado destroza a las mujeres psicológicamente", expresó Littlejohn e instó a aquellos que se oponen a la política, a que ayuden a las mujeres en el país a resistir a aquellos que la obligan a abortar o abandonar a sus hijas".
En China hay "119 niños nacidos por cada 100 niñas", además, las bajas tasas de fertilidad, entre "1.5 a 1.7 hijos por mujer - muy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 ", son la creación de una sociedad que "está envejeciendo antes de hacerse rico".
La organización que preside Littlejohn, tradujo un artículo de una mujer de la provincia de Guangdong en el sur de China, Lili Zeng, que fue publicado recientemente en el sitio de noticias chino Tianya, donde relata que "dos días antes que naciera mi bebé, siete funcionarios de planificación familiar me sostuvieron y me forzaron a abortarlo por medio de una inyección, porque no tenía un permiso de nacimiento".
Zeng señaló que a pesar de los esfuerzos para que abortara a su bebé, su hijo nació con vida pero murió poco después. Narró que un oficial de planificación de la familia le dijo: "Yo sólo soy un ejecutor de la política. Si yo no estaría, habría alguien más que hubiera manejado la situación de la misma manera, y su destino habría sido el mismo".
Posteriormente el funcionario expresó que "si quiere culpar a alguien, por favor, culpar a la política (de un solo hijo)".
Relatos como estos, donde las mujeres chinas pueden contar su drama al mundo, en los últimos meses son cada vez más numerosos en las redes sociales.
El año pasado, el activista ciego pro-vida Chen Guangcheng fue noticia internacional por escapar de arresto domiciliario en China y pedir ser llevado a los Estados Unidos.
Guangcheng ha trabajado para documentar los "horribles" casos de violaciones de los derechos humanos en relación a la política del hijo único en China, hablando en contra de esterilizaciones y abortos forzosos, así como otros "sufrimientos de los que no se habla" que la política ocasiona en las mujeres, explicó Littlejohn en aquella oportunidad.
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