VATICANO,
Antes de celebrar la Misa en la Plaza de la Libertad en Castel Gandolfo, el Papa Francisco sostuvo en encuentro con las clarisas del monasterio de clausura de Álbano, a quienes dijo que si San Pedro "cierra" las puertas del cielo a los pecadores, María las abre. Esa también es su misión, llevar con su oración a más hombres y mujeres a la vida eterna con Dios.
Radio Vaticana conversó con dos de las religiosas que estuvieron en el encuentro de casi 45 minutos con el Santo Padre. La Madre Vicaria, Sor María Concetta, dijo que el Papa "estaba tranquilo, distendido como si no tuviera nada que hacer o como si no pensara en alguna cosa. Nos ha hablado –de un modo que nos tocó mucho– de María, en esta Solemnidad de la Asunción, porque la mujer consagrada es un poco como María".
"Nos ha contado una bella historia que nos ha hecho reír a todos, incluso a él mismo: María está en el Paraíso; San Pedro no siempre abre la puerta cuando llegan los pecadores y por eso Maria sufre un poco, pero se queda quieta. Y en la noche, cuando se cierran las puertas del Paraíso, cuando nadie ve u oye nada, María abre la puerta del Paraíso y hace entrar a todos".
La religiosa dijo que "hemos visto en esto nuestra misión, nuestra vocación. Esta vocación a la vida contemplativa, de clausura, hoy no es comprendida por nadie, ¡pero no importa! ¿Qué es lo esencial? ¿Para qué sirve esta vida, esta vocación? ?Creo que para esto que el Papa ha dicho en pocas palabras. En el silencio, en la oscuridad, en la noche, cuando nadie ve y nadie sabe ni escucha, ¡cuánta gente pasa delante de los monasterios de vida contemplativa y no saben ni siquiera por qué están ahí!"
Entonces, prosiguió, "en este silencio, en esta noche, se da nuestra misión: poder abrir las puertas del Paraíso para hacer entrar a toda la humanidad, a todos los hombres, hermanos y hermanas que tal vez ni siquiera conocen, saben o no tienen el don de la fe. Como María, abrir esa puerta, dar confianza, esperanza. Nadie sabe, pero eso no importa. ¡Importa que lo sepa Dios y que lo sepa María!"
Para la abadesa, la Madre María Asunta, "expresar los sentimientos que hemos vivido en este breve pero intenso encuentro (con el Papa Francisco) es difícil, pero lo que el Santo Padre nos ha dejado es esto: nos ha exhortado a vivir hasta el final nuestra vocación, permaneciendo fieles a nuestro carisma, en esa simplicidad y en esa búsqueda de lo esencial, en esa pobreza que nos hace sentirnos todas hermanas".