No menos fácil para el futuro pontífice será la tarea de mantener la unidad en la misma Iglesia Católica. Entre los extremistas ultra-tradicionalistas y los extremistas ultra-progresistas, entre los sacerdotes rebeldes a la obediencia y los que no reconocen los signos de los tiempos, estará siempre el peligro de cismas menores que no solamente dañan a la Iglesia, sino que van contra la voluntad de Dios: la unidad a toda costa. Pero unidad no significa uniformidad.
Es evidente que esto no cierra las puertas a la discusión intra-eclesial, presente en toda la historia de la Iglesia. Todos son libres de expresar lo que piensan respecto a la misión de la Iglesia, pero de tal forma que sea propuesto en la línea de ese "depositum fidei" que el pontífice, junto a todos los obispos, tiene el deber de custodiar. […]
Libertad sexual y progreso
Lamentablemente, la teología padece hoy a causa de ese pensamiento débil que reina en el ámbito filosófico, por eso necesitamos un buen fundamento filosófico para poder desarrollar el dogma con una hermenéutica válida que hable un lenguaje inteligible al mundo contemporáneo. Pero muchas veces sucede que las propuestas de muchos fieles para el progreso de la Iglesia se basan en el grado de libertad que se concede en el ámbito sexual. Es cierto que pueden ser cambiadas leyes y tradiciones que son puramente eclesiásticas, pero no todo cambio significa progreso; es necesario discernir si tales cambios sirven para aumentar la santidad de la Iglesia o para oscurecerla. […]
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Ese pequeño resto que no se arrodilla ante baal
En Occidente, al menos en Europa, el cristianismo mismo está en crisis. […] Reina un ignorancia y un abandono no solamente de la doctrina católica, sino del abc mismo del cristianismo. Por eso se siente la urgencia de la nueva evangelización que comienza con el kerigma puro y sin artificios anunciado a los no-creyentes, seguido por una catequesis continua alimentada por la oración. Pero el Señor nunca es derrotado por la negligencia humana, y parece que mientras en Europa se le cierran las puertas, él las está abriendo en otros lados, especialmente en Asia.
Pero también en Occidente Dios no dejará de reservarse un resto de Israel que no se arrodille ante Baal, un resto que encontramos principalmente en tantos movimientos laicos dotados con diferentes carismas y que están contribuyendo muy fuertemente a la nueva evangelización. […] Pero estemos atentos para que los movimientos particulares no crean que la Iglesia se agota en ellos. En definitiva, Dios no puede ser derrotado por nuestra desidia. La Iglesia es suya, las puertas del infierno la podrán herir en su talón, pero jamás la podrán extinguir. […].
La fe de los simples
Hay otro factor de esperanza en la Iglesia que no debemos descuidar: el "sensus fidelium". San Agustín lo llama "el maestro interior" en cada uno de los creyentes. […] Este sentido crea en lo íntimo del corazón el criterio de discernimiento de lo verdadero y de lo falso, que nos hace distinguir instintivamente lo que es "secundum Deum" de lo que viene del mundo y del maligno (1 Jn 4, 1-6). […]
La brasa de la fe devota se mantiene viva gracias a millones de fieles sencillos que están lejos de ser llamados teólogos, pero quienes, desde la intimidad de sus oraciones, reflexiones y devociones, pueden dar profundos consejos a sus pastores. Son ellos los que "destruirán la sabiduría de los sabios y rechazarán la ciencia de los inteligentes" (1 Cor 1, 19). Esto quiere decir que cuando el mundo, con toda su ciencia e inteligencia, abandona el logos de la razón humana, el Logos de Dios brilla en los corazones simples, que forman la médula de la que se nutre la espina dorsal de la Iglesia. […]