RIO DE JANEIRO,
El Papa Francisco alentó hoy a los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas que asistieron a la Misa de esta mañana en la Catedral de Río de Janeiro a que ayuden a los jóvenes a redescubrir la alegría de la fe y promuevan con valentía la cultura del encuentro.
En una mañana que comenzó marcada por la lluvia y el frío pero que poco a poco fue dando paso al habitual sol de Río de Janeiro, en una catedral abarrotada con cientos de obispos de todo el mundo, sacerdotes, religiosos y religiosas, y seminaristas el Santo Padre celebró una Misa cuya homilía pronunció en español de manera afectuosa y pausada.
El Papa meditó con los presentes en tres puntos concretos: llamados por Dios, llamados a anunciar el Evangelio y llamados a promover la cultura del encuentro.
En el primer punto el Papa Francisco señaló que es importante recordar este hecho que " a menudo damos por descontado entre tantos compromisos cotidianos". "Tenemos que pedir el don de ser memoriosos, de no ser unos desmemoriados", exhortó.
El Papa dijo luego que para recordar este llamado de Dios es importante contemplar y adorar a Cristo en la Eucaristía, no aislarse. "sino un permanecer para ir al encuentro de los otros. Recuerdo algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: 'Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las 'favelas', en los 'cantegriles', en las 'villas miseria' es donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría'"
El Santo Padre explicó que los ministros de Dios tienen el deber de acompañar a los jóvenes, de ayudarles "a que arda en su corazón el deseo de ser discípulos misioneros de Jesús. Ciertamente, muchos podrían sentirse un poco asustados ante esta invitación, pensando que ser misioneros significa necesariamente abandonar el país, la familia y los amigos".