SANTIAGO,
El milagro que permitirá la beatificación de Mons. Álvaro del Portillo, el recordado sucesor de San Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei courrió hace diez años en Chile. El protagonista es el niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, quien a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.
Los padres de José Ignacio rezaron por su hijo pidiendo la intercesión del Venerable Siervo de Dios Álvaro del Portillo desde el embarazo, que presentó numerosas dificultades.
Durante algún tiempo, la madre incluso llevó sobre su vientre una estampa de Don Álvaro. Después puso una estampa sobre la cuna del niño y pidió a sus amigos y familiares que encomendaran la salud de su hijo a Mons. del Portillo.
José Ignacio nació el 10 de julio de 2003 una hernia de intestinos a la vista, una cardiopatía congénita que mezcla la sangre venosa con la arterial y una malformación de ambos hemisferios cerebrales por alteración de la migración neuronal.
Con sólo dos días de vida, el niño fue operado para corregir la cardiopatía. Sufrió un paro cardíaco e hipotermia. Superó estos episodios y presentó tres crisis por falta de oxígeno, su pulmón izquierdo colapsó. Todo esto le causó lesiones graves en el cerebro por falta de oxigenación en la zona encefálica.
El 2 de agosto de 2003, estando en la clínica, a José Ignacio se le presentó una insuficiencia cardíaca aguda y sufrió un paro cardiaco que duró entre 30 y 45 minutos. Los médicos realizaron maniobras de reanimación con repetidas transfusiones de sangre.